El parque se encuentra en el borde sur-este de la ciudad, entre una zona industrial en proceso de transformación a núcleo residencial y de servicios y el ferrocarril, y por él discurren el río Guadaira y la ronda de circunvalación urbana. El parque abarca un tramo del río cercano ya a su desembocadura en el río Guadalquivir, en el que se encuentran además dos molinos históricos (el molino de San Juan de los Teatinos y el de Judea, ya demolido), lo que aporta al lugar un fuerte carácter patrimonial.
La zona adyacente constituye el límite de lo urbano y nuevas promociones de viviendas y equipamientos se mezclan con el tejido industrial. Al inicio del proyecto, el río Guadaíra se encontraba muy degradado debido a los vertidos de los pueblos y zonas industriales cercanas y en sus márgenes se acumulaba una gran cantidad de materiales de desecho.
El espacio destinado al parque se encontraba fraccionado por el paso de infraestructuras y fuertemente deforestado en algunas de sus zonas, y era escenario de profundos problemas sociales.
La vegetación existente, de crecimiento espontáneo o fruto de una reforestación anterior, se encontraba en un estado muy precario como consecuencia de la falta de mantenimiento, agresiones (vandalismo, ganado) y la contaminación del río.
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